Día de viento y sol en Necochea

Había previsión de que a mediodía, quizá pudiéramos zarpar. No ha sido así, día de descanso. Ha soplado todo el tiempo, a veces casi 30 nudos y en el lugar en que estamos ubicados, si hubiéramos pretendido salir, seguro que habíamos hecho destrozos en las flota del Club. De todas formas, no queríamos salir.

Incluso, dada la envergadura del pantalán al que estamos sujetos, hemos echado uno de nuestros flamantes cabos a tierra, de los que tenemos instalados en las bobinas a popa, porque veíamos peligrar el pantalán y la pasarela de acceso al mismo.

Nada que ver con el hermoso atardecer que disfrutamos ayer y que Carlos filmó de esta manera:

Esta mañana apareció por aquí un velero holandés TARA, que había zarpado desde la boya vecina mientras nosotros resolvíamos la avería del sable de mayor, es decir, un día antes. Les agarró un viento de 60 nudos que les dejó sin mayor, al descoserles la baluma entera y les “fundió” el aerogenerador. Fuimos en su ayuda para el fondeo y después para hacer las llamadas pertinentes, en español, e intentar encauzarles las reparaciones. Nos contaron que se acaban de casar, después de un montón de años de convivencia, por aquello del miedo al SS, como dice Luigui, el Sur del Sur, ellos van a la Antártida y esta tarde nos reuniremos con ellos y los que ayer nos ayudaron a nosotros, para comer un asadito.

Mañana, si está la cosa más tranquila, saldremos. Si no, pues no.